Poco más de un año después de los primeros atentados en Francia contra la revista Charlie Hebdo, y sólo tres meses desde la masacre de noviembre, París aún no ha recobrado la vitalidad de la que siempre había disfrutado. Un ambiente más sereno, menos salidas entre amigos, más cenas en casa y un cierto sentimiento de intranquilidad acentuada por la presencia de soldados y mucha policía, que a pesar de intentar lo contrario, no ha logrado que los parisinos vuelvan a sus antiguas costumbres: presentes en los museos y galerias, abarrotar salas de cine o disfrutar del "vivir juntos" por el que tanto han luchado.Difícil levantarse tras dos golpes tan dolorosos como los sufridos en 2015. Algo ha cambiado en la capital francesa y le costará, aunque estoy seguro de que lo conseguirá, recobrar su espíritu hedonista y una continua presencia en la calle y en los espectáculos.Al estreno directamente on line de Made in France, se ha añadido la reticencia de las salas de arte y ensayo para estrenar la película belga Black, sobre un amor imposible, estilo Romeo y Julieta actualizado, entre dos adolescentes de bandas rivales del barrio de Bruselas, Molenbeek, ahora tristemente conocido.Si hace unos meses hablabamos de la desintegración de un parte de la población en los valores democráticos del país y, en algunos casos, en un desvío hacia redes yidaístas o extremistas de derechas, el cine francés también ha tratado el tema de la integracion y de una brillante manera.Por ello no sería de extrañar que a sólo unas horas de la entrega de los César, los premios de la academia francesa de cinematografía, el palmarés estén influenciados por la situación social del país y alguna de estas películas se lleve algún que otro premio: Fátima, O Los Tres o Ninguno y Les Cowboys (Mi hija, mi hermana). Sin restar merito alguna a sus excelentes cualidades.Adaptado del libro de poemas, pensamientos y pequeños detalles y reflexiones de su vida, Prire la lune, de Fatima Elayoubi, ha servido de base para la última película de Philippe Faucon. Fátima es el persoaje más entrañable del cine francés del 2015. Una luchadora nata, emigrante sin saber leer ni escribir, con sus dos hijas bajo el brazo, que ha conseguido que una de ellas haga medicina, a base de horas y horas de limpieza en casas ajenas y cualquier trabajo que pudiese alimentar los sueños de sus hijas.Una realización naturalista, sin falsas esperanzas, que muestra las dificultes de integrarse en una nueva sociedad, pero que tampoco ocultar que la presion puede venir, aún con mayor intensidad, de los propios vecinos, emigrantes como la protagonista, y más duros que cualquier extranjero.Un delicioso momento de emoción en su justa dosis, con dos protagonistas excepcionales, Soria Zeroual y la jovencísima actriz, Zita Hanrot, que ha dejado prendado al público francés. Fátima ha obtenido 4 nominaciones a los César y en dos categorias está muy, pero que muy bien, situada. Suspense.O los tres o ninguno puede convertirse en la comedia del año. Reconozco que hacía tiempo que no me reía tanto en una película, gracias a la sutileza, inteligencia y fino humor de su guión. Su realizador Kheiron recrea la epopeya de su familia, emigrantes de Irán a Francia y su proceso de adaptación. Lo que podía haberse convertido en un drama social es una comedia maravillosa, elegantemente interpertada y llena de saborosos diálogos y personajes pletóricos de color. También reconocida con una nominacion a mejor ópera prima.Peur de rien (Sin miedo alguno) es como me gusta acabar este artículo porque lo que todo extremismo, del color, religión y textura viscosa que sea, lo que pretende como objetivo final es aterrorizar y crear un clima de pesimismo. Excelente título de la película de Danielle Arbid, con un actriz arrebatadora, Manal Issa, que promete una brillante carrera.Film de iniciación en la vida de una joven libanesa de 18 años que llega del Líbano a París para huir de la guerra y una sociedad que la oprima, angustia y le impide respirar. Una delicia de historia de la realizadora libanesa, evidentemente censurada en su país, que imprime una luz particular a este encuentro de culturas y el proceso de integracion que se produce.Quizás, lo que no debemos olvidar es que si la desintegración y el extremismo existe, hecho innegable, en la mayoría de las situaciones, el caso contrario es lo habitual. Una integración, sí, difícil en muchos casos, pero que permite lo que deseamos de una sociedad: vivir juntos y en tranquilidad con nuestras diferencias, que sólo consiguen enriquecer aún más cualquier cultura. Por ello, mañana en la noche de los César, que ha previsto un momento especialmente emotivo en su gala, el título de esta película podría ser su divisa: miedo de nada pero esperanza en todos.
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